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30/Jun/2020

Crianza con Ternura: Experiencias adversas en la niñez

Los niveles de estrés durante la etapa de desarrollo infantil son determinantes en las vivencias de la adultez. En el siguiente artículo te mostramos cómo sobrellevar las experiencias adversas más comunes en la niñez.

Existe una asociación directa entre el estrés en el desarrollo infantil y su efecto en nuestra salud adulta. Un cóctel de cortisol y adrenalina que puede llegar a perturbar nuestra salud con impacto a corto, mediano y largo plazo.

Por ello, queremos dedicar el presente artículo a comentar de qué forma las experiencias adversas en la niñez moldean nuestro carácter o el de nuestros hijos/as en su vida adulta.

Afectando nuestra tranquilidad en el hogar y productividad en el trabajo

Si hay información preciada en el mundo de la crianza, es aquella que refiere a los efectos que el estrés crónico tiene en el desarrollo de los niños. Cuando estos no son adecuadamente contenidos o acompañados, acogidos por quienes los crían y luchan solos frente a sus cambios hormonales y neurobiológicos, pueden llegar a sufrir consecuencias graves.

La doctora Nadine Burke, pediatra canadiense, es parte de un equipo que desde hace años viene dando a conocer de forma cercana, enfática y clara, un estudio sobre las Experiencias Adversas en la Niñez (EAN) y cómo éstas afectan el desarrollo humano en su totalidad.

La información que este estudio entregó al mundo da sustento a parte del modelo de Crianza con Ternura, al conocerlo y aumentar la conciencia, haciendo posible la reflexión de las familias para la crianza de nuestros hijos e hijas. De esta forma permite restaurar a quienes crían y ejercen roles educativos, para proteger no solo a “nuestros niños”, sino a todos aquellos que lo necesiten.

A finales de los años 90, los doctores Vincent Felitti (Kaiser Permanente de San Diego) y Bob Anda (Trabajador del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Atlanta), hicieron un estudio en donde se le consultó a 17.500 personas sobre sus experiencias dolorosas.

Lo que nosotros llamamos:


Las experiencias adversas en la niñez: violencia

Felitti y Anda construyeron la hipótesis de que las experiencias dolorosas de la niñez tenían un potencial transformador en los cerebros y cuerpos de las personas. Muchas de estas experiencias traumáticas podían ser la fuente del sufrimiento de diversas enfermedades en la vida adulta.

Adverse Childhood Experiences Study (ACES)

Refiere al estudio de las Experiencias Adversas en la Niñez (EAN), este estudio reveló una relación poderosa entre nuestras experiencias emocionales como niños y nuestra salud física y mental como adultos. De hecho, el estudio ACES muestra que los humanos convierten las experiencias emocionales traumáticas infantiles en enfermedades orgánicas más adelante en la vida.

Situaciones traumáticas que marcan la infancia

En función de diferenciar diversas situaciones que pudieran generar altas dosis de estrés en la infancia, se establecieron diez experiencias traumáticas:

Estas diez experiencias son las más recurrentes y que conllevan altas dosis de:

El estrés tóxico tiene la facultad de modificar la arquitectura de nuestros cerebros. Genera una reacción de alerta permanente en nuestros sistemas nerviosos, endocrinos e inmunes.

Los resultados empeoran cuando desde el mundo adulto que “debería cuidar”, no hay una respuesta adecuada, de sostén, regulación y protección.

Como producto fundamental de su trabajo generaron un cuestionario con la nómina de estas experiencias. Por ello, comenzaron a pedir a sus pacientes que contestasen si habían vivido o no alguna de estas experiencias en su niñez. Por cada “sí”, se recibía un punto en la escala de experiencias adversas en la niñez.

Experiencias Adversas en la Niñez

Posteriormente, chequearon las historias clínicas de los pacientes consultados. La idea fue verificar sus hipótesis y poder correlacionar si esas experiencias dolorosas en la infancia podrían o no seguir afectándolos en la adultez con otro tipo de sintomatología médica.

Una de las cosas que llamaron su atención, es que de los encuestados, alrededor de un 70% tenía por lo menos un EAN. Lo grave, es que uno de cada ocho tenía el registro de cuatro de estas “malas experiencias” traumáticas o de multiestrés.

Hay una relación directa entre el número de EANs que una persona tenía y su salud, es decir, si tenías más EANs tu salud era cualitativa y cuantitativamente peor.

Algunas de las cifras complejas, es cómo con cuatro o más EANs, hay inmediatamente 2,5 veces más riesgo de tener enfermedades pulmonares crónicas e incluso hepatitis; para la depresión, el riesgo aumenta en 4,5 veces; y para el suicidio, 12 veces.

El resultado es que los niños y niñas que crecen bajo el estrés tóxico se vuelven hipersensibles a cualquier estímulo, sea adverso o no. Además, desarrollan un miedo generalizado y tienen dificultades en su desarrollo social y emocional.

Cuento Los Alocados

El rol de la familia en la crianza

Otros investigadores quisieron dar un paso más allá y buscar aquellas fortalezas familiares que podían cumplir la función de amortiguador de estas experiencias de estrés en la infancia.

La conclusión principal fue la función trascendental que tiene el cuidado y el rol de los adultos significativos para los niños. Las familias que criaban con ternura y actuaban como escudos protectores de aquellos niños que, por alguna razón y aun viviendo situaciones complejas, lograban reducir el impacto del estrés en sus vidas.

Estas fortalezas tienen que ver con:

Esto quiere decir que, cuando criamos, tenemos el potencial de crear una contención que tendrá un efecto protector en la vida de nuestros hijos. Si vamos más allá, vemos que estos modelos traspasan nuestras familias y comienzan a imperar en nuestras sociedades. No solo nuestros hijos se beneficiarán, sino los niños de nuestro país y sus futuros hijos e hijas.

Por lo tanto, comprometámonos a CUIDAR, con las implicaciones que esto tiene:

Conclusión

Los niños y niñas que crecen bajo el estrés tóxico se vuelven hipersensibles a cualquier estímulo en su adolescencia y adultez. Por esta razón apostamos por una crianza con ternura desde temprana edad, considerando que esto puede ser un factor determinante para el sano desarrollo de la vida de cualquier individuo. Todos merecemos ser criados y criar con ternura, paciencia, respeto y amor. Cada uno de nosotros es indispensable para cambiar la historia de nuestros niños. Somos responsables de crear el mundo en el que vivirán nuevas generaciones.

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